Se acaba de inaugurar en Londres una exposición sobre la mugre y sobre las connotaciones de lo asqueroso, lo sucio, la idea de desecho y sus repercusiones en diferentes tiempos y geografías. Me parece que la propuesta es hilarante. Pensar en un discurso curatorial que proponga que "...dirt is precious to life. Waste has long been essential to the growth of food, and has a long relationship with commerce and wealth..." y sobre todo que nos haga pensar en que "...dirt undermines our tenuous sense of order. It also calls to mind our mortality; the way our bodies will eventually decay and return to the dust and soil" es una empresa fascinante y, por qué no, mórbidamente divertida.
Al consultar la crítica del autor del reseñista sobre las obras que conforman la exposición (http://moreintelligentlife.com/content/ideas/waste-not-want-not), no pude menos que sonreir al leer sobre una de ellas, la del español Santiago Serra, que no es más que una serie de grandes bloques negros, como de concreto, pero hechos con heces humanas higiénicamente contenidas. Se nos cuenta que:
Imposible no recordar al artista italiano Piero Manzoni cuyos excrementos exhibió dentro de una lata en la década de los sesentas o bien la investigación que historiadores de artes como Elizabeth Lee, en Estados Unidos, realizan sobre la representación de la enfermedad (tuberculosis, anemia, etc) en el arte americano de finales del siglo diecinueve y el trabajo del mexicano José Luis Barrios sobre la representación del horror y el cadáver en el arte contemporáneo. La idea, pues, no es nada pueril y se antoja un suspiro entre la politización de la actual crítica de arte.
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