Sunday, March 27, 2011

arte: (mi) ética de la lectura

Leí un artículo provocador, de esos a los que uno vuelve una segunda y tercera vez. 

Éste en particular, argumentaba que hay casos en los que "el método más seguro para no tener pensamientos propios es coger un libro en la mano en cuanto disponemos de un minuto libre". Y luego más adelante, afirmó que "se puede llegar a ser feliz sin libros, y por ello también, sin que esto sea una fatalidad, se puede llegar a ser muy infeliz a pesar de los libros, el mucho saber y la más amplia erudición".

El caso es que para mí sí es una fatalidad, una insondable fatalidad. Desde pequeño se me ha hecho valorar la instrucción escolar al tiempo que se me ha enseñado a cuestionarla. Y los libros son un objeto sagrado, un fetiche, una compañía, a veces un símbolo de status o la recompensa a las buenas acciones. Son una muestra de interés y la evidencia más tangible de lo que uno es y quiere llegar a ser en la vida. No, no me escandaliza la ética que se propone en el artículo; la acepto y espero aplicarla con más tesón. 

Simplemente, que me sentí aludido justo en el momento en que inicio nuevas responsabilidades académicas. 

El artículo en cuestión, titulado Por una ética de la lectura, aquí.


(Mientras leía ese artículo escuchaba a Timber Timbre. Una delicia. Y luego la lluvia y el cheesecake y la cafetera en la esquina de la habitación. Tsss...)


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