hay días, como los recién pasados, en los que la ciudad parece querer decirme algo. aún no alcanzo a entender qué, pero se siente en los desdoblamientos que me ofrece; esa nueva vista del castillo, por ejemplo, o un ángulo majestuoso del edificio de correos, que no había reparado anteriormente. tal vez sea la nueva luz de un invierno que comienza a deteriorarse (como la que noté esta tarde sobre reforma a la altura de antropología, cayendo líquida sobre los árboles y las estatuas de javier marín).
¿qué será? ¿qué es?
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